La frontera puede llegar a ser una «tierra de nadie», un lugar que bien podría ser un universo con leyes propias y que acoge a todo aquel que se pueda sentir afín a un tierra vasta, casi sin fin, donde los días son largos para caminar y, las noches, quietas e inmóviles, son pasto de historias pasadas, de recuerdos y canciones, como las canciones de Javier Arnal.

Javier Arnal es un caminante dentro de esa frontera, al igual que un viejo Johnny Cash, un tierno Townes Van Zandt o un elegante Nick Cave vestido con los ropajes de Lee Hazlewood.

Sus canciones destilan amor y muerte bajo la narrativa de las murder ballads y la melancolía de los fotogramas de Sam Peckinpah.

Arnal, de susurro y quejido nocturno, arma sus canciones del mismo material con el que se componen las historias eternas, de recuerdos y pasiones.

comprar disco